“Fue entonces cuando me convertí en una trabajadora sexual. Pero mis hijos no se mueren de hambre, porque yo les proveo suficiente alimentación, vestimenta y educación [...] Las trabajadoras sexuales tienen los mismos derechos que cualquier otra persona.”
Escucha la historia de Muchaneta, que habla de las dificultades de ser una migrante en Sudáfrica y del periplo para reclamar los derechos humanos fundamentales para ella y todas las trabajadoras sexuales.
Por años las trabajadoras sexuales han afirmado que “la despenalización es la mejor forma de regulación para las trabajadoras sexuales”. (1)
Hay muchas historias que cuentan las trabajadoras sexuales de todas partes del mundo sobre violaciones y humillaciones terribles, que provienen no sólo de los clientes sino de la policía y las autoridades que deberían defender los derechos humanos de las profesionales del sexo. Las trabajadoras sexuales migrantes suelen ser las más vulnerables al acoso y la explotación.
Debido a que el trabajo sexual está penalizado, a las trabajadoras del ramo se les niega el acceso a sus derechos humanos fundamentales, incluidos los servicios cruciales, como el acceso a la atención médica. Es común el acoso policial hacia las trabajadoras sexuales, llegando incluso hasta la violación por parte de los propios agentes. Con frecuencia no hay forma de recurrir a la justicia si las trabajadoras sexuales denuncian el abuso policial o las violaciones sexuales. La violencia del Estado se produce a través de políticas y prácticas que criminalizan el trabajo sexual y hacen la vista gorda ante una serie de abusos contra los derechos humanos.
Organizaciones como el Comité Dubar Mahila Samanwaya de la India, SWEAT de Sudáfrica, el Proyecto Paraguas Rojo del Reino Unido, con la campaña “Protege y no juzgues”, la Alianza Escarlata de Australia, y Stella de Canadá están organizando a las trabajadoras sexuales a hablen, actúen y defiendan el acceso a los derechos humanos y exijan terminar con el abuso.
Exigimos que los derechos de las trabajadoras sexuales – que incluyen, entre otros, los derechos a la privacidad, a la vida, a la libertad y a la seguridad – se reconozcan como derechos humanos. Hacemos un llamamiento a despenalizar el trabajo sexual como forma de asegurar un mejor acceso a los derechos. La despenalización significa que la policía no podrá regular arbitrariamente el trabajo sexual, que se derogarán las leyes penales y que el trabajo sexual se regulará como cualquier otro negocio. Las trabajadoras sexuales podrán recurrir a la justicia y sus derechos humanos serán respetados.
Actúa
Firma la petición para despenalizar el trabajo sexual, que se presentará ante las Naciones Unidas por la iniciativa ¡Conecta tus derechos! de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones. Lee los ejemplos de las violaciones a los derechos en internet de las trabajadoras sexuales.
Lee la historia de la Campaña Paraguas Rojo. Sigue a @RedUmbrellaProj en Twitter y ayudar a difundir las voces de las personas profesionales del sexo a través de los medios de comunicación, el relato de historias y la incidencia.
Busca el nombre de usuario de Twitter de tus representantes gubernamentales y envíales tuits que afirmen los derechos de las trabajadoras sexuales. Puede usar los siguientes ejemplos. Recuerda usar los hashtags #takebackthetech y #16days.
- No más violencia del Estado hacia las trabajadoras sexuales
- No más acoso policial a las trabajadoras sexuales
- El trabajo sexual es trabajo
- Despenalizar el trabajo sexual
- Las trabajadoras sexuales tienen derechos como todo el mundo
- Proteger a las trabajadoras sexuales migrantes contra la explotación y el abuso
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